La metodología que hemos ido afinando durante muchos años y que se ha demostrado eficaz en los entornos más dispares consiste fundamentalmente en 5 puntos:
Definición del problema
Establecer de forma precisa el proyecto: el objetivo y el alcance. Un proyecto tiene un “nombre”; tiene que ser algo tangible para poder trabajar en equipo.
Identificar factores clave
Determinar qué elementos son los que nos van a proporcionar el éxito (palancas) o van a presentar problemas (obstáculos).
Estudiar el entorno
Ver en qué escenario se va a desarrollar el proyecto (habitualmente un sistema de información). Medios técnicos, personas, etc.
Integrar Usuarios - Herramientas - Objetivos
Ya sabemos lo que hay que conseguir (objetivos), los elementos con los que contamos, los obstáculos que evitar... Sólo queda hacer las cosas de forma que las personas utilicen las herramientas (sistemas de información) para producir los
resultados esperados. En nuestro código, el sistema está al servicio de los usuarios.
Soporte contínuo
Una vez en servicio un sistema, es necesario tener siempre una “cercanía” con el mismo. Hay que comprobar si aparecen cambios en el entorno que es necesario corregir o adaptar, así como detectar áreas de mejora.
Un Sistema de Información puede ser una inversión importante. Tenerlo perfectamente adaptado a la situación actual evitará tener qye sustituirlo al cabo de unos años.